Cuando se acaba una relación ¿eres de las que piensan que ha sido tu culpa? ¿o qué has hecho todo lo posible? ¿crees que nunca más van a quererte? ¿o qué ambos tendréis la oportunidad de ser más felices por separado?
Te hago estas preguntas porque en función de nuestras tendencias de diálogo interno experimentaremos sentimientos más específicos y generaremos expectativas sobre futuros resultados que influirán a la hora de motivarnos en nuestros comportamientos. Es decir, lo que pensamos influye en cómo nos sentimos. ¿Y lo que sentimos en lo que pensamos? Vamos a examinarlo.
Estoy convencido que a estas alturas ya sabes que «no son los hechos sino lo que nos contamos sobre los hechos lo que marca la diferencia». A esas explicaciones que nos damos sobre el por qué de una acción/suceso se le llama en psicología «atribuciones» y nos sirven para comprender lo que nos ocurre así como para disponer de cierto nivel de predicción y control sobre el entorno.
Esto es muy importante en muchas áreas y también en las relaciones.
Martin Seligman desarrolló un modelo explicativo definido por 3 características en relación a esas atribuciones:
– Personalización: Grado en que la persona se considera responsable del suceso ocurrido. (interno / externo)
– Permanencia: Grado en que un suceso ocurrido se puede mantener en el tiempo (estable / inestable)
– Persistencia: Grado en que un suceso ocurrido afecta al resto de la vida (global / específico)
En función de ello, Seligman, diferenciaba dos posturas:
- Modelo optimista (Externo/inestable/específico): «Hice lo que pude y no depende solo de mi solucionarlo (personalización externa. La otra parte también es responsable), pronto me repondré y podré conocer a otras personas (permanencia inestable. Esto pasará), voy a disfrutar mientras de mi familia y amistades (Persistencia específica. Puedo disfrutar de otras áreas de mi vida)».
- Modelo pesimista (Interno/estable/global): Soy culpable, esto nunca va a acabar, todo me sale mal. Ej. «Ante una ruptura de pareja» algunas atribuciones pesimistas podrían ser… «Me dejó por MI CULPA (personalización interna. Soy yo el/la único culpable), nunca voy a conseguir una pareja (Permanencia estable. Esto nunca lo voy a superar), nadie me querrá como el/ella (Persistencia global. No valoro a nadie en ningún área de mi vida que me aprecie).»
Quiero detenerme en este modelo pesimista porque es VITAL que lo reconozcamos cuando damos explicación a los sucesos de nuestros vínculos. Seligman relaciona este modelo pesimista con la depresión. Se crea un círculo vicioso entre pensamiento-sentimiento-acción. Esto ocurre porque nuestro estado de ánimo influye tanto en la forma que percibimos e interpretamos los distintos estímulos cómo en la forma en que recordamos hechos pasados y en los sesgos que cometemos en cada uno de esos procesos. Se le denomina efecto congruencia con el estado de ánimo. POR LO TANTO, la manera en que nos sentimos moldea y contribuye a formar como pensamos y lo que pensamos influye en nuestro estado.
Y entonces, ¿Qué podemos hacer?
1) Reconocer y regular nuestro estado emocional. Si nuestra activación es demasiado baja, por ejemplo porque estamos tristes, nos podría interesar salir a dar un paseo para activarnos. Si la activación es demasiado intensa, por ejemplo debido a ansiedad o miedo, nos puede venir bien realizar alguna actividad relajante. Un masaje, un baño caliente, ejercicios de respiración, etc. Nota: Puedes buscar en Internet sobre la Relajación Progresiva de Jacobson.
2) Cuestionar las ideas pesimistas haciéndonos preguntas al respecto. Ej. ¿Esos mismos pensamientos se repitieron en anteriores rupturas? ¿Y volvimos a tener nuevas relaciones no? Por lo tanto, ¿Es probable que nunca más vayamos a tener pareja? ¿o qué nadie nos vaya a querer? ¿nunca más? ¿seguro? Estos son algunos ejemplos. Encuentra aquellas que a tí más te sirvan para salir de ciertas generalizaciones (Nunca, Nadie, Siempre, Todos,…). Nota: También podríamos hacer un ejercicio meditativo de simplemente no identificarnos con los pensamientos y observar como van y vienen sin enredarnos en ellos. Puedes buscar en Internet ejercicios de mindfulness.
Espero que esta información te ayude a comprender mejor tus tendencias a la hora de relacionarte contigo y con los demás.
¿En qué modelo te sientes más identificad@? ¿Pesimista u optimista? ¿Tienes dificultad para salir de dichos estados? ¿Qué es lo que más te suele funcionar?
Estaré encantado de escucharte. Un abrazo y seguimos en contacto.
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¿Cuánto puede durar tu relación?
Las relaciones suelen estar influenciadas fuertemente por aspectos como el dinero, el sexo, los niños, los suegros o los trabajos entre muchas otros y creemos que para “conocer” a una pareja necesitaríamos observarlos a ambos durante semanas o meses en diferentes situaciones y estados.
Pero… ¿Y si esto no fuera así? ¿Y si fueran suficientes tan sólo 15 minutos para saber si esa relación tiene futuro?
John Gottman, psicólogo clínico que durante décadas realizó extensas investigaciones sobre la estabilidad de las relaciones, ha encontrado un procedimiento con más de un 90% de exactitud, para saber las posibilidades que tiene una pareja de seguir juntos después de 15 años o por el contrario, terminen separándose.
Gottman desarrolló un sistema de codificación llamado “Afecto Específico” en el que a través de las expresiones faciales y aparatos biométricos medía tanto las emociones (enfado, queja, actitud defensiva, crítica, desprecio/desdén, tristeza…), como las pulsaciones o la temperatura corporal de los miembros de las parejas durante una conversación/discusión.
Tranquila no tienes que convertirte en una experta ni tienes que comprarte ningún aparato porque lo importante para Gottman era conseguir encontrar un patrón característico de la relación. Descubrió que un elemento importante era la relación entre emociones positivas y negativas durante un enfrentamiento, ya que cuando la tendencia es acabar con mayores cargas negativas suele ser un camino difícil de corregir.
Para ello pidió fijarse en conductas que llamó, los 4 jinetes de la Apocalipsis:
- La actitud defensiva: Tendencia a defenderse, victimizarse. Dar la razón pero no del todo desconfirmando la percepción del otro. Si … pero…
- La actitud obstruccionista: Indiferencia ante la opinión del otro. Evitar. Retrasar o impedir llegar a un acuerdo.
- La actitud crítica. Juzgar, culpar, quejarse, rechazar al otro.
- La actitud de desdén. Jerarquía. Superioridad sobre el otro que al que hace inferior. Desprecio directo o indirecto a través de miradas o muecas.
Se dió cuenta que el desprecio era tan, tan, tan y repito TAN IMPORTANTE que no sólo está altamente relacionado con el sufrimiento y las rupturas en las relaciones sino también con la aparición de enfermedades físicas.
El que prestemos atención a estas conductas (especialmente a las señales de desprecio), no sólo en el otro sino también en nosotros mismos, nos dará pistas para reconocer cuando la relación está en peligro y tomar las decisiones oportunas que no añadan más sufrimiento.
¿Y tú? ¿Te has visto en alguna relación adoptando alguna de estas conductas? ¿Y las has identificado en la otra parte? ¿Te identificas hablando con desprecio a los demás? ¿Te han hablado a ti con desprecio? ¿Cómo fueron o son estas relaciones?